sábado, 8 de diciembre de 2007

Ingrid Betancourt: una anécdota

En Colombia circula una anécdota respecto a Ingrid Betancourt que la pinta de cuerpo entero y que sería oportuno que la conocieran los políticos locales. Tiene que ver con los fondos de campaña. Ingrid Betancourt solía decir a sus asistentes que si bien era necesario solicitar fondos de apoyo para su campaña al Senado también era cierto que los empresarios que la apoyasen tenían que ser conscientes que si le daban dinero era porque creían en ella y que de ninguna manera la convertiría en una persona sumisa. Algunos de sus asistentes, confiesan, dudaron. Lo normal, lamentablemente, en la política es que un político se ponga a las "órdenes" de quién lo apoyó, sea minero o pesquero, banquero o agricultor. Esa sumisión no sucede con los verdaderos políticos, los que escasean. Llegó el día en que el temperamento de Betancourt iba a ponerse a prueba. Así es que una de las principales asesoras de Íngrid Betancourt, cuando era congresista, la Dra. Angélica Lozano, da cuenta de lo siguiente: durante una sesión en el Congreso la Senadora Íngrid Betancourt fue durísima con el entonces presidente Andrés Pastrana. Ejercía a plenitud la oposición, sin el buenismo ni la ambigüedad con que se practica por estos lares. Fue entonces que la llamó un empresario que de manera muy dura le reclamó por las críticas hechas al presidente. Se sentía con derecho, por haber contribuído con fondos de campaña. La respuesta de la Senadora Betancourt no se hizo esperar. Fue tan dura como la crítica anterior, a los cuál agregó la devolución de los millones de pesos aportados. "A nadie le endoso mi conciencia", le dijo a la par que le devolvía el dinero.
Es la fuerza de la integridad. Los fondos de campaña en nuestro país convierten en rehenes del poder económico a los partidos políticos. Es por la debilidad del partido, porque no hay instituciones, y es la debilidad del sistema porque no hay políticos con dignidad y temperamento.
Es así que se piden óbolos a las mineras en lugar de impuestos y se legisla en función del interés de turno y no del interés nacional.