Mi amigo Edwin Rojas, desde Tacna, está reenviando el extraordinario artículo del notable César Hildebrandt que hoy publica (y que leí en su edición impresa ) La Primera cuya página web extrañamenente está fuera de servicio.
NUEVO ESCÁNDALO DISTRACTIVO
Un país que se vende al vecino que lo detesta y que lo volvería a hundir…Un país que celebra como si fuera la fiesta del bicentenario la firma de un TLC que en México, después de 14 años, ha servido para hacer más ricos a los que ya lo eran en demasía…Un país cuyo presidente juró que revisaría críticamente ese TLC pero que juró eso –ahora se sabe– sólo para engañar al electorado y robarle votos a quien sí lo hubiese revisado…Un país que permite que alguien vaya a hacer negocios con los damnificados de un terremoto (caso de los módulos sobrevalorados, millones en juego)…Un país que no da cuenta de lo que ha hecho con las donaciones en metálico del extranjero…Un país que ve a su primer mandatario humillar a su esposa y que luego ve a la esposa, magnetizada por el poder y lo que representa, aferrarse a filantropías para la foto, avergonzando a Flora Tristán, a Manuela Ramos, a Chabuca Granda y hasta a La Perricholi…Un país en el que la gran prensa (incluyendo la gran radio, la gran tele y la gran puta) es una extensión de los comercios y parte de una telaraña de intereses muchas veces turbios…Un país donde algunos cientos de miles siguen vivando a una banda de ladrones y asesinos encabezada por un japonés que quiso ser senador en el país de sus amores (o sea el Japón) pero que fue repudiado a la hora del voto…Un país que permite que pilotos militares chilenos vuelen sin permiso de trabajo en la aerolínea que ocupó el lugar de la línea de bandera, quebrada fraudulentamente por la banda del japonés asesino y ladrón y rematada por 19 millones de dólares a unos pandilleros mexicanos…Un país donde un empresario paradigmático llama “malnacidos” a los portuarios huelguistas y amenaza, ante el león marino de un programa de TV, con tomar el puerto del Callao a balazos…Un país que tiene 43 por ciento de pobres pero que es tan poca cosa que no se atreve a cobrarle a la gran minería los impuestos a las sobreganancias que hasta Ronald Reagan impuso en su momento…Un país que se apresura a decirle a Chile que no se preocupe, que no tiene ningún misil amenazante, que no piensa tenerlo, mientras Chile va gastando seis mil millones de dólares en nuevo armamento…Un país donde se puede ser presidente después de matar y robar…Un país que nació como república a pesar de su clase dominante, realista hasta los huesos y sin otra capacidad mejor que la de servirse de lo extraíble, lo exportable en bruto, lo sacable a las volandas…Un país mucho más de melancolía que de metal…Un país del que Vallejo tuvo que salir huyendo, Juan Gonzalo muriéndose de hambre, Gustavo Valcárcel con calcetines rotos, Ciro Alegría perfilado a la tisis…Un país en el que el presidente carga una efigie y después le pregunta a Chirito si ya habló con Genaro…Un país donde el cielo parece una ballena varada y suspendida a punto de caernos como una fatalidad…Un país sin educación pública que valga la pena…Un país que condena a los jubilados al hambre y a los miserables a la desatención médica…Un país en el que la cocaína se esnifa en los mejores lugares mientras se persigue a los cocaleros …Un país que te roba hasta usando robots que fingen dirigir el tránsito…Un país que tiene 50 universidades, de las cuales 40 podrían volver al basurero…Un país en el que la chola narcisista más inteligente es un hombre y el hombre más listo de la TV quiere ser una mujer…Un país que vende Machupicchu y que maltrata hace siglos a quienes descienden de sus constructores…Un país que le paga veinte millones trescientos mil soles a un ciudadano israelí que juró que ya no era israelí y que cobra ese dinero por todo lo que sufrió como víctima de Fujimori, a quien sirvió fielmente hasta 1996 y con el que se peleó por razones hasta ahora no aclaradas…Un país así, digo, me pregunto, ¿tiene derecho a armar un escándalo mayúsculo porque tres de sus futbolistas tuvieron una francachela?
César Hildebrandt