Si nuestro país decidiera implementar políticas públicas dedicadas a mejorar la conectividad rural se ayudaría mucho a las comunidades agrícolas a salir de la pobreza y enrumbar al desarrollo. Un programa de conectividad rural bien sería un elemento muy importante que podría complementar los esfuerzos de por ejemplo el programa Sierra Exportadora.
Si se quiere disminuir la brecha tecnológica se debe hacer esfuerzos concretos, apoyados por entidades privadas para dotar a las comunidades campesinas de Internet. Los duraznos de Paccho, las chirimoyas de Cumbe o los mangos de San Martín así tendrían mejores posibilidades de colocarse.
Desarrollar las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) es un elemento importante para el desarrollo. Los países que han apostado por su difusión masiva han tenido un gran incremento de productividad.
En ese sentuido mejorar nuestro ancho de banda, brindar redes de acceso a Internet, telefonía móvil, telefonía IP y transmisión de datos, a cada una de las regiones de nuestro país elevaría significativamente nuestra competitividad. No hay que subestimar a nuestras comunidades campesinas, ellas podrían aceptar el desafío de comunicarse.
¿Qué se lograría con ello? Pues tener acceso a diversos mercados gracias a la distancia cero, cursos en línea, información especializada referida al campo, entre otros. Olivio Huancaruna, exitoso empresario peruano me hablaba en una oportunidad entusiasmado que tenía tecnología Wi-Fi en sus campos de uvas. Los ingenieros se paseaban por las enredaderas enviando y recibiendo información a través de sus laptop.
La difusión de la conectividad es un reto que debemos tratar de impulsar. Será una de las formas más productivas de lograr competitividad.