Las leyes, cuando suponen cambios para bien en sectores sociales, deben ser producto de una reflexión en la cual ha tenido cabida el diálogo y eventual consenso con los sectores involucrados.
No ha sucedido eso con la llamada Ley del Tercio Superior. Amparado en leguleyadas se llegó a amenazar con la cárcel a sus opositores. Todo parece indicar que será derogada.
¿Por qué se llega a estos extremos?
¿No se supone que en el gabinete hay expertos en políticas públicas graduados en Harvard?
Estos errores son infantiles y demuestran la poca calidad, lamentablemente del gabinete y de su metodología para construir soluciones y promoción de bienestar en la ciudadanía.
jueves, 14 de febrero de 2008
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