sábado, 5 de abril de 2008

Siguen las marchas en Bogotá

Continúan las marchas en Bogotá y otras ciudades de Colombia reclamando la liberación de los rehenes que están en manos de las FARC. Es comprensible la desesperación de los familiares e incomprensible el uso político que hacen de personas inocentes y debilitadas los sujetos autodenominados "guerrilleros".
En un post anterior indicaba mis dudas sobre las posibilidades de liberación de rehenes. Las FARC, cobardes desde cualquier punto de vista, requieren de escudos humanos para proteger su relación con el narcotráfico. De liberar rehenes las posibilidades de un avance de las Fuerzas Armadas de Colombia serían mayores para derrotar a los terroristas.
En tanto el presidente Sarkozy anuncia su disposición a viajar él mismo para recibir a Ingrid Betancourt en caso la liberen. Eso suena bien pero la recepción es la fase feliz de la negociación. El problema es el entrampamiento, la negativa de las FARC a liberar a Ingrid, pero de eso el astuto "Sarkoshow" no dice nada.
En tanto dos noticias son las principales en Colombia, una, la que nos da cuenta del estado de salud de Ingrid Betancourt y la otra sobre la marcha de apoyo al ritmo de la frase "¡ Ingrid, aguanta, aguanta !".


'Íngrid aguanta, aguanta...", fue la consigna de la marcha por la libertad de los secuestrados

La Plaza de Bolívar fue el principal sitio de concentración de la marcha para exigir la liberación de Íngrid.La lluvia afectó la participación, pero los organizadores dijeron que no se trataba de competir con las anteriores marchas, sino de rendir un testimonio de solidaridad con quienes están en las selvas.

Centenares de ciudadanos marcharon por las principales vías de Bogotá y otras ciudades del país para exigir la liberación de la ex candidata presidencial y de todos aquellos que se encuentran en cautiverio.

"Que los suelten, que los suelten, que los suelten...", gritaban otros en una jornada que tuvo como principal punto de concentración la Plaza de Bolívar, en Bogotá.

Ni las calles ni la plaza se llenaron como en marchas anteriores, pero quienes salieron, a pesar de la lluvia que cayó al mediodía sobre la ciudad, portaban pancartas con la fotografía y mensajes exigiendo la libertad de los secuestrados, en un acto que no dejó de ser significativo.

En la Plaza de Bolívar, los voceros de Redepaz, ONG organizadora de la marcha, recordaron que la lluvia y el cansancio que por tres horas habían soportado los marchantes, no se comparaba al sufrimiento al que tantos colombianos están siendo sometidos a causa del secuestro.

"Lo que más me deja satisfecha es que dimos un testimonio de que nos importa la vida y la libertad de las personas que se están muriendo. Si no lo hacíamos ya, ¿entonces cuándo?. Estoy segura de que con más tiempo hubiera podido ser más fuerte, pero no se trataba de competir con las otras marchas. No tuvimos ni un peso pero tuvimos buena voluntad", dijo Ana Teresa Bernal, que lideró la idea.

La marcha principal partió del Parque Nacional, a donde fueron llegando los organizadores, representantes de las centrales obreras y sindicatos, familiares de los secuestrados y personas del común que atendieron el llamado de protesta para pedir por la libertad de los secuestrados.

En la calle 72 con carrera 7, en el norte de Bogotá, unas 200 personas participaron de un plantón entre las 12 del día y la 1:30 de la tarde. Cantaron el himno nacional y gritaron "libertad, libertad, libertad". A ese sitio no llegaron personalidades, solo participaron ciudadanos del común.

En el sur de Bogotá, unas 20 personas, la mayoría de ellas mujeres desplazadas y víctimas del conflicto, se concentraron en la plaza fundacional de la localidad de Bosa, donde se hicieron sentir con pitos y pancartas.

El clamor general de los familiares de las víctimas del secuestro, era que no olvidaran a sus seres queridos, pues muchos de ellos temen que, una vez liberado el grupo de canjeables, entre ellos Íngrid Betancourt, el tema del acuerdo humanitario se estanque y los demás permanezcan olvidados en la selva.

Unos 1.200 policías estuvieron al frente de la seguridad en las horas previas y durante la jornada.


Así fue la jornada en el resto del país

1. Plantón En Medellín. Unas 500 personas pidieron libertad frente a la escultura que recuerda a Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, asesinados en cautiverio.

2. Cali pidió por Sigifredo. La marcha de unos 1.500 estuvo encabezada por Nelly Tobón y Patricia Nieto, madre y esposa de Sigifredo López, diputado que sigue secuestrado.

3. En Barranquilla un grupo de personas se dio cita en la Plaza de Paz y asistió a una misa en la Universidad Autónoma. En Cartagena, Santa Marta y Montería hubo otras reuniones.

4. En San José del Guaviare la marcha la marcó un vehemente discurso del alcalde, Pedro Arenas, que dijo que el Guaviare se está quedando solo.

5. En Bucaramanga, unas 250 personas se reunieron en el Parque Santander, con rostros pintados, pitos y globos blancos exigieron la libertad de secuestrados.

¿Por qué la acogida no fue la misma?

No se puede ocultar que la marcha de ayer no fue tan concurrida como las que se organizaron el pasado 4 de febrero y 6 de abril, para protestar contra las Farc y homenajear a las víctimas del conflicto, respectivamente.

¿Qué está pasando? Ana Teresa Bernal de Redepaz, una de las organizadoras de la marcha, aclara que no se trataba de competir con las otras protestas, sino de participar de manera desprevenida contra un acto tan repudiable como el secuestro.

Algunos participantes en Bogotá pudieron abstenerse de participar porque el clima no favoreció la jornada: a partir del mediodía llovió, lo que pudo espantar a más de uno.

Sin embargo, en otras ciudades de la Costa y el Eje Cafetero, donde el clima fue mejor, no se organizaron marchas.

Otra pregunta que puede quedar en el ambiente es si el mecanismo de las marchas es una fórmula que se está agotando, como ocurrió con otro tipo de jornadas cívicas que se intentaron en Bogotá, como el día sin mujeres, el día sin hombres, el día sin...

Lo cierto es que este año, las protestas cívicas en contra de actos violentos cometidos por las Farc y los grupos de autodefensa han tenido un importante protagonismo, que no se puede menospreciar.

Tal vez, como diría Ana Teresa Bernal, esta jornada para exigir la liberación de Íngrid y de todos los secuestrados no pudo tener la misma acogida porque faltó dedicarle más tiempo a la convocatoria.

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