martes, 13 de mayo de 2008

Una cumbre que parece sima

La V Cumbre ALC-UE se inicia con gran malestar de los ciudadanos limeños. En el interior del país, según fuentes locales, la cumbre pasa sencillamente desapercibida. El desinterés del gobierno, seguramente porque los pesos pesados de Europa no vienen en esta oportunidad, ha devenido en una Cumbre cuyos sellos distintivos son la aparatosa y desproporcionada seguridad, la falta de una agenda sólida gubernamental y esa vocación por lo oculto, vocación de un gobierno que teme mucho y tiene poco que mostrar.
Podríamos haber puesto la falta de planificación pero ese es otro cantar. Hay muchas muestras de ello. Una, la sucedida en la Av. Javier Prado. Cerrada a las 7:30 de la mañana causó tal malestar y embotellamientos infartantes que tuvo que ser "abierta al público" nuevamente a las 8:30 de la mañana. Si esto no es falta de planificación, entonces qué es.
A la cumbre no vienen Gordon Brown, Silvio Berlusconi ni Nicolás Sarkozy. Brown y Sarkozy alborotaron Europa al querer formar un eje que coloque a la región europea como un verdadero contrapeso de Estados Unidos, Rusia y la China. Tampoco viene el Rey Juan Carlos a quién se dice no gustaron los excesos verbales de García en su reciente visita a España y menos aún su desprecio por los derechos humanos. Amenaza con no venir Hugo Chávez. Sus diatribas han sido dirigidas contra Angela Merkel, la canciller alemana. Dicho sea de paso no es primera vez que un Jefe de Gobierno alemán pisa suelo peruano como sostuvo en RPP un entusiasta pero desinformado Roque Benavides. En pleno gobierno militar, cuando la Cumbre de los 77, vino Helmut Schmidt , Canciller alemán.
La V Cumbre de ALC-UE luce pues sin los brillos que merecía. Una diplomacia que pasa por sus peores momentos, un presidente que no sabe qué decir ni que discurso tomar, y un país que se enfrenta a un naciente autoritarismo que pretendemos ignorar, fieles a nuestra vocación de avestruces. Hoy escuché en plena Av. Abancay a un señor, desesperado por el trancón, que le gritaba a unos soprendidos policías: ¡ Odio las Cumbres !.

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