jueves, 30 de agosto de 2007

Desastres: puerta abierta a la Corrupción

Caretas trae un artículo interesante donde se demuestra que los desastres suelen ser una puerta abierta a la corrupción. Los fondos que se manejan para reconstruir ciudades suelen caer en manos que lo único que buscan es su provecho personal.
A partir de un escrito del profesor Russell Sobel, de la Universidad de West Virginia, titulado ‘Weathering Corruption’ (Lidiando con la Corrupción), se sostiene que los latrocinios detectados a raíz del huracán Katrina en Nueva Orleans son propios de la zona de Luisiana porque allí son frecuentes los desastres naturales. Es decir a más desastres más corrupción.
En un post anterior recordábamos que luego de dos años en Luisiana, Nueva Orleans, los damnificados siguen reclamando ayuda, a pesar de los 10,000 millones de dólares destinados para la reconstrucción.
Aquí, el gobierno de Alan García, que quiso traer a Pandolfi de regreso, pretende despojar de cualquier tipo de control a los gastos de los fondos de reconstrucción. Sea cual sea la Ley que se apruebe en el Congreso, con control o sin control, si existe un abogado corrupto siempre encontrará la forma de darle "justificación legal a la corrupción". Lamentablemente tenemos un Poder Judicial que no se ha institucionalizado y que funciona muchas veces por presión del Poder Ejecutivo.
El gobierno parece haber olvidado, convenientemente, que la corrupción fujimontesinista vivió su tiempo de oro con los desastres del Fenómeno del Niño y la Guerra del Cenepa. Tan así lo olvidó que Jorge del Castillo volvió a convocar a Pandolfi.
Lo cierto es que todo esto nace mal. De allí la necesidad de plantear posición. No creemos, sinceramente, que los oportunistas corruptos pretendan dejar en libertad de acción al FORSUR. De allí la correcta posición del presidente regional de Ica Rómulo Triveño y de los organismos encargados de la fiscalización.
Y finalmente la Contraloría General de la República, específicamente el Contralor Genaro Matute no se deben dejar amilanar. Sabido es que permanentemente se le hostiga. Ante eso debe entender que primero está el servicio a la Nación que se le ha encomendado.