En un post anterior habíamos comentado que los senadores Charles Rangel y Sander Levin habían venido al Perú, fundamentalmente por cortesía con el embajador Felipe Ortiz de Zevallos, pero a la hora de votar iba a ser muy difícil que den prioridad a Perú por sobre el objetivo de ganar las elecciones presidenciales norteamericanas y llegar así a la Casa Blanca.
Un reciente artículo de Andrés Oppenheimer aparecido en Reforma de México indica que los principales senadores demócratas Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards -el más populista de todos - se han opuesto al reciente tratado de libre comercio de Estados Unidos con América Central y la República Dominicana (CAFTA) que se daba ya por hecho hace unos meses. Y ahora, le están poniendo obstáculos a los tratados de libre comercio con Perú, Panamá y Colombia, que también eran dados por hecho sobre todo por nuestro gobierno.
Olvidando su frase "en política no hay que ser ingenuo" el Dr. Alan García cantó victoria antes de tiempo. Creyó que la simpatía de un par de ministras iba a cambiar la posición política de curtidos senadores de una democracia acostumbrada a lidiar en las verdaderas grandes ligas políticas del Mundo. El Dr. García creyó, ingenuamente, que a los senadores americanos se les podía impresionar como a nuestros congresistas en los Pasos Perdidos.
Lo cierto es que al día de hoy el poderoso Comité de Medios y Arbitrios no ha convocado para el 11 de setiembre. Más aún se viene el primer debate demócrata en cámaras y sería incómodo para los postulantes a a la candidatura presidencial tener que sentar posición en un tema tan controversial como el del Tratado de Libre Comercio ante una audiencia de sindicalistas que pueden definir la elección.
Es lamentable el desaire sufrido por la Ministra Pinilla que a pesar de haber viajado no ha sido recibida por los senadores norteamericanos por "no tener cita". Demuestra una vez más el poco tino de nuestros gobernantes.
En realidad el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos murió hace tiempo: cuando el APRA y Alan García lo sabotearon en febrero del 2006 durante el gobierno del presidente Toledo. Allí la falta de visión de estadista de García condenó al Perú a seguir dependiendo de su pequeño mercado interior. Se quiere compensar ahora con un blitzkrieg negociador con potencias como China y el bloque europeo, del cual puede salir cualquier cosa.
¿Qué diran ahora nuestros "empresarios"?
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